3 Claves para establecer límites y no sentirte culpable

Los límites son el fin de algo o la separación entre dos entidades, son una marca que indica hasta dónde llega tal o cual cosa. Los encontramos tanto de manera física o material como a nivel mental. En el caso de la psicología, los límites sirven para regular nuestras relaciones con lxs demás.

Imagínate un mundo donde no existiesen los límites en las relaciones, con mucha probabilidad andaríamos perdidxs, sin saber hasta dónde profundizar con quién, qué tipo de relación tener o qué lenguaje usar con tal persona, etc. Por tanto, estos límites marcan “las reglas del juego” en nuestra vida. Ahora bien, no a todo el mundo le gusta jugar al mismo juego ni tiene las mismas reglas. ¿Te has planteado con qué reglas juegas tú?

La habilidad de poner límites no es innata, sino que se aprende (y perfecciona) a lo largo de la vida. A través de la educación heredamos normas implícitas en la sociedad que, con tu permiso, voy a cuestionar a continuación:

¿Cuántas veces has estado más pendiente de lo que opinarían los demás que de tu propio criterio? ¿cuántas veces has dicho sí queriendo evitarlo? ¿cuántas veces te has descuidado cuidando a lxs demás? Las normas implícitas de las que hablo siempre han pecado de tener la tendencia a estar siempre disponible y de cara a lxs demás, a priorizar el agradar al agradarte. A raíz de esto aparece en muchas ocasiones la culpabilidad cuando establecemos límites sin hacerlo desde la seguridad.

Los límites se vuelven difusos cuando estoy para lxs demás sin haberme posicionado yo previamente. Así que te traigo tres claves para establecer tus propios límites sin sentirte culpable:

       1. Autoconocimiento: La primera de las claves y la base para establecer las siguientes. Conocerme para tomar conciencia de quién soy y qué quiero.

       2. Autoestima: Una buena dosis de autoestima disminuye (o elimina) el sentido de culpabilidad derivado de establecer límites. Éstos son en sí mismos un reflejo de dicha autoestima. Me amo y me respeto, por tanto, aquello que hago va de acuerdo a este amor hacia mí mismx y debo marcar hasta dónde permito y me entrego.

       3. Comunicación asertiva: Por último, comunicarme respetándome a mí mismx y a lxs demás es el resultado de haber integrado esas “reglas del juego” de las que hablábamos anteriormente y expresarlas de una manera sana.

En los procesos de acompañamiento terapéutico se puede trabajar para forjar estas tres claves y que todas ellas unidas te ayuden a respetar tus límites. Dejarse ayudar por un/a profesional cuando se necesita es la mejor elección cuando deseamos avanzar en algo que hoy por hoy nos cuesta.

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