Ansiedad, ¿un signo de amenaza?

Si estás leyendo este artículo seguramente es porque sabes identificar a la perfección cuáles son los síntomas con los que tú vives la ansiedad. Y seguramente también habrás oído hablar de las múltiples maneras que tiene de manifestarse, pues cada unx de nosotrxs la vivimos de forma diferente. Unxs pueden sentir palpitaciones, otrxs tensión muscular, náuseas, insomnio, preocupación constante, irritabilidad… y un sinfín de síntomas que varían en función de quienes la sentimos.

Lo que queda claro es que la ansiedad se manifiesta a nivel físico, cognitivo, emocional y conductual; pues se ven afectados todos estos planos. Ahora bien, tenemos claro cómo sentimos la ansiedad, pero ¿sabemos verdaderamente qué es?

La ansiedad es el mecanismo que nos pone en alerta y nos ayuda a huir en caso de amenaza. Evolutivamente tenía una función específica muy clara, pues el instinto de supervivencia tenía que estar vigente en cada uno de nuestros días ya que debíamos salir corriendo en caso de que aparecieran depredadores (leones, bisontes e incluso otros seres humanos con los que tuviésemos que enfrentarnos). En nuestra vida moderna parece no tener mucho sentido esto, ¿verdad? Voy a ponerte un ejemplo más actual para que puedas ver cómo ha evolucionado este mecanismo:

“Andas por la calle con los cascos puestos escuchando tu lista preferida de Spotify cuando te llega un Whatsapp de tu mejor amigo y te pones a hablar con él. De repente ¡piiii!, el claxon de un coche a punto de atropellarte, así que quitas la vista de la pantalla, miras de dónde viene ese sonido y rápidx como un rayo te resguardas en la acera más cercana”

En este ejemplo, la ansiedad ha servido para poner tu cuerpo a disposición de las amenazas del entorno y, gracias a ella, no te han atropellado. Hasta aquí todo bien, ¿verdad? Pues podríamos decir que la ansiedad tiene una función adaptativa y que nos ayuda a sobrevivir frente a las amenazas.

El problema empieza cuando concebimos como amenaza o peligro algo que, de manera objetiva, no lo es o, al menos, en el grado en que yo lo creo. Reenfocar nuestra percepción sobre qué consideramos una amenaza, potenciar nuestra autoconfianza en base a nuestros mecanismos de defensa y afrontamiento, así como aprender a regular los síntomas son algunos de los aspectos que pueden ayudarte a trabajar la ansiedad.

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